Recibir amigos es siempre una suerte. Pero además, se le suele sacar al hecho beneficios colaterales. Por ejemplo, visitas con ellos para compartir aquellos sitios que consideras maravillosos, pero que tu sólo no visitas apenas. Así, este fin de semana volví a Alcalá del Júcar, un lugar que debiera ser de obligada visita para mejorar el mundo. Excavado en maravillosas rocas, blanquito, castillo arriba y Júcar abajo... una delicia que conocen bien los anunciantes de turrón y Nescafé. Volví a vivir instantes maravillosos. En la isleta, rodeado de río por todos lados, me encontré con este pedazo de hongo pegado al tronco del pino piñonero. Y claro...
se oyen cascadas.
en el tronco del pino
hongo gigante
en el tronco del pino
hongo gigante
Salió alguno más, pero hay que trabajarlos y tiempo al tiempo....
¡Qué chulo, Elías! El lugar merece la pena la visita y si es con amigos, mejor que mejor.
ResponderEliminarVenga, a ver si vas mostrando esos haikus que te inspiró Alcalá.
Un beso. toñi
Qué maravilla, ver el hongo ahí mientras escuchas, y casi hueles, las cascadas...Un haiku para habitar en él, Elías.Gracias, un abrazo grande.
ResponderEliminarÁngel
Me encanta el relato, la foto y el haiku.... Una pasada el pedazo de hongo, parece que las cascadas brotan de él....y de paso un haiku...
ResponderEliminarEstaremos atento a los otros que están gestándose...
Un abrazo, Mercedes
De telepincha a telepincha (amén de prescripciones): ¿seguro que lo del pino no era una gárgola? En que es un pedazo de haiku, no hay duda.
ResponderEliminarBuen texto el que lo acompaña.
Salud (que no el INSALUD),
Barlo
Esto si que es un hongo y lo demás son tonterías.
ResponderEliminarElías, me ha gustado mucho el haiku.
Un abrazo
Elsa
Estupendo relato, impresionante hongo y... un haiku extraordinario. Gracias por todo ello, Elias.
ResponderEliminarUn abrazo
Mariar
Muchísimas gracias por vuestra visita, se agradece mucho. Un abarzote
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